Las cosas pasan si quieres que pasen. Yo quería que pasara, sabía que no era fácil, pero de repente, ya había pasado.
Comencé con olvidar los pequeños detalles, como tu piel. Saqué de mi mente toda la textura de tu piel y sin darme cuenta me olvidé de como sentía tu piel contra la mía, de como era tocarte, del calor de tus abrazos.
Olvidarme de tus ojos grandes fue más difícil, tus miradas eran profundas y especiales, podía pasarme meses mirándote, demostrándote todo lo que era, todo lo que sentía, sentirnos uno solo mirándonos, pero un día dejé de recordar el color, ya no sabía cómo me mirabas ni recordaba la intensidad de tu mirada. Borré esos momentos de mi vida y dejaron de aparecer.
Olvidarme de tu voz hizo que recordara palabras, que se transformaron en letras sin sentido, en un timbre de voz desconocido que terminó esfumándose. ¿Qué digo de tu boca? Era lo que tenía más presente, fue lo más difícil. Te desdibujé, probé otras bocas para confundir detalles y un día, quise recordar tus labios y ya no podía hacerlo. Si había olvidado todo esto.
Quizás es egoísta, pero no podía olvidarme de un día para el otro de alguien al que había amado con el alma, pero después de tantas injusticias entre nosotros, ¿Qué importaba? Después de tanto, acá estamos, con todas las cicatrices, parados, siguiendo, viviendo y amando.
Fue amor, pero también fue una enfermedad, fue una obsesión. Igual, siempre quise saber si de verdad fue amor, pues el amor no lastima y nosotros nos lastimamos, pasamos del todo a la nada. En un tiempo, ya habremos olvidado nuestros nombres, aunque veces pienso que quizás fueron los mejores meses de mi vida y que quizás los recuerde hasta la eternidad, que nunca voy a volver a ser feliz como en ese tiempo, pero no, pensar así es estar dispuesta a ser infeliz el resto de mi vida por tener en mi memoria la felicidad plena que alcanzamos pero que perdimos, entones, prefiero olvidar, desprenderme, dejar ir.
Tienes que dejarme ir, tengo que dejar ir, desprendernos de nuestras memorias. Olvidate de mis ojos, de mi voz, de mi piel, de mis manos, de mi risa, de mi llanto, de las noches de desvelos juntos, de mis besos, de mi forma de hacer el amor, de los abrazos, los regalos, de todo. Todo se tiene que ir, nos merecemos desprendernos de eso. Nos merecemos olvidar.
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