Gabriela Pulido
Ni en lancha ni a través del boleto otorgado por la suerte: me marché en avión. Dije mi último adiós desde la altura de las nubes. No sabía que dejaba atrás o que aspirar en el futuro. Llegué a la tierra de los bajitos y redonditos, ignorando que era aquel el comienzo de un modelo de vida que me tocaría aceptar sin refunfuños. Como símbolo de presagio, el vértigo se convirtió en un compañero diario, y entre sus exigencias me demandaba que me bajase del carro para despejarme el alma.

Algunas puertas se me han cerrado pero hay un montón de ventanas que Dios me ha abierto para salir del encierro. En las últimos meses he trabajado muchísimo y me he divertido demasiado con mis amigos, pero al mismo tiempo he estado inestable, puedo amanecer super ilusionada, feliz, con ganas de comerme al mundo y terminar el día triste, decepcionada e impotente.

La crisis de mi país es solo consecuencia de una manera de ver la realidad equivocada y en todos los niveles de la sociedad estar mal en cuanto a valores y motivaciones.

Por otro lado, este país es, por un lado, de gente que busca caminos fáciles, de marañas, con insufribles egos y corrupción y de gente que, por el otro lado, es conformista, fatalista, de pensamiento mágico-esotérico, de pobreza mental y baja autoestima (en dos grandes mayorías, los que no son así son pocos) y con la crisis económica que me ata de manos para autorrealizarme y los graves problemas de inseguridad que estamos padeciendo, se me ha acentuado la sensación de estar como desencajada.

He hablado con gente que considero sabia mi decisión y con gente que admiro y que está fuera del país labrándose un mejor futuro que mi país no ofrece.

“El que le echa bolas aquí y es trabajador le va bien, los que regresan con las tablas en la cabeza son los que ni aquí ni en ningún lado echan para adelante, a la gente que es como nosotros les va bien”

“No pienses con dolor en lo que se queda, piensa en todo lo hermoso que te viene”

“Las cosas te serán allá muy cuesta arriba, afuera trabajas más pero también logras más”

“Aquí tengo no solo paz y tranquilidad de estar por las calles sin miedo, si no un futuro por delante que pinta bueno”

“Tengo en mi despensa artículos básicos, venezolanos, que me cansé de intentar comprar allá”

“En 5 meses ya tengo un carro nuevo, del año, sí, trabajo más, pero vale la pena, estoy feliz y creciendo cada vez más”…

Son muchísimas las cosas que acá no están bien y me tocan directamente, y es paradójico porque profesionalmente cada día me va mejor, cada día me reconocen más profesionalmente, tengo un carro del año en el que puedo trasladarme a hacer cosas que me hacen feliz como Zumba, hacer Bootcamp, yoga, la música, los conciertos, la cultura…Puedo caminar por la calle sin miedo, sin angustia, trabajo en algo que me gusta y que me permite también comer lo que me gusta, comer sano como quiero, entrenar a diario, comprarme libros, videojuegos, aprender cosas nuevas en cursos, pero eso no está traducido en bienestar.

Extraño mi gente, extraño mi carrera, mi sueño frustrado, algo tan básico para ser feliz y que sin embargo es tan difícil en este país... Pero tengo ya que salir de la resaca emocional (ansiedad, miedos, tristeza por lo que dejo) porque toda mi energía debe estar concentrada en mi plan de vida, es hora de trabajar por lograr el plan, paso a paso sin mirar atrás. Armas el plan, es viable, tienes todo a tu favor para ejecutarlo, DECIDES y luego no hay vuelta atrás, te llenas de miedo y como un dolor raro porque sabes que lo que acabas de decidir cambia el rumbo de tu vida para siempre. Empieza la cuenta regresiva y todo tu presente se vuelve nostálgico…Hay que soltar, desprenderse, desarraigarse y eso duele. Sin embargo, más duele la impotencia de trabajar y trabajar y no ser feliz, no ver un futuro. Por eso es que no hay vuelta atrás.

Lo que me viene es difícil, pero definitivamente, lo mejor. Me agradeceré haber, una vez más, afrontado el dolor. “Cuando estás fuera te aprendes a dar ánimo a ti misma, vale la pena”, me dijo una amiga, ella que ahora vive cómoda en Europa. Y eso me calma, porque si en algo me he entrenado, es en darme ánimo y aliento a mí misma. Go!, Grilla
Gabriela Pulido


Desde siempre he escrito cosas por ahí, y siempre pensé que publicarlas era de alguna u otra forma "expresar el lado cursi que todos llevamos dentro", Así tal cual. El hecho de publicar cosas que a nadie le importaba leer era, desde mi punto de vista mas critico, una absoluta tontería.
Sin embargo de un tiempo para acá he encontrado de suma importancia dejar por escrito algunas experiencias, y claro, hoy en día publicar en una red social temas personales o de poca relevancia los convierte (En mi humilde opinión) inmediatamente en  analogía de esas botellas de vidrio de películas antiguas, en las que el protagonista depositaba un mensaje escrito en donde ponía sus deseos o anhelos y posterior a eso, los arrojaba al mar para que el destino guiara dicha botellita hasta un destinatario no conocido. Misma cosa ocurre al  escribir en un  papel y arrojarlo al viento, a su suerte.
Quizá por esta imagen mental que desarrollo  instantáneamente (La de “La botellita” y “La hoja”) sea la causa de que me cueste tanto publicar algo. Aunque hoy en día ya no arrojamos botellas al mar ni papeles al viento, escribimos todo en la web, y yo en lo personal, escribo para ahondar en mi propia conciencia (Esa tan reprimida a veces) y que misteriosamente ha logrado captar buenos comentarios. Sin ir mas lejos, quería agradecer a quien lee esto y me lo hace saber después (contribuyen  a que poco a poco me quite el trauma de “la botella”), y también a quien me dijo una vez que respondía todo como si fuera un “guión”, vaya a saber uno las vueltas que da la vida y quien sabe, a lo mejor me ánimo y escribo uno algún día.
Gabriela Pulido
¿No es curiosa la similitud entre el corazón y el puño? 


Algunos te gritaron que el amor no existe, que te destruye, te desgarra o te hace bruto. Otros te han vendido la idea de la "media naranja" y que el amor tiene que llegar al altar, de que tienes que buscar una pareja adinerada o que algunos de los 2 (O los 2) trabaje 48 horas a la semana para que tener una familia a la que nunca le falte nada. Para eso, tú o tu pareja (O los 2) tienen que durar años detrás de un escritorio, postrados en una silla giratoria sin realizar los sueños que tienen realidad, dándole ese ejemplo a tus hijos que están siendo cuidados y educados por desconocidos en la época más importante de sus vidas para que posiblemente repitan lo que haces ahora y se vuelvan esclavos del dinero, que nos hace olvidar el valor verdadero de lo que nos da la vida cada día, de las leyes, que nos imponen por el simple hecho de nacer en esta tierra, del miedo, que sólo existe en nuestro imaginario y no es más que una duda sobre lo que va a suceder en el futuro, por lo tanto nos hace olvidar el presente que es lo único que tenemos en realidad y de todo eso que ha limitado al humano durante muchas décadas.
O tal vez, uno de tus hijos se oponga a tu forma de vida, empiece a buscar opciones diferentes… Pero llegarás tú a “salvarlo”, a juzgar sus intentos, a buscar una forma de que renuncie, se conforme con tu forma y entonces él llega al punto en el que tiene que decidir si renunciar a buscar una forma diferente de vivir y renunciar a ti porque te has convertido en un límite o no. Ahora eres una más de las limitaciones que han puesto y siguen poniendo para que renunciemos y nunca conozcamos el amor verdadero porque ese es el que nos da la libertad y no nos quieren libres.
¿Por qué te rendiste? Las caídas en el camino hacen que la gloria al final sea más placentera pero tú decidiste quedarte en el lodo por miedo a caer otra vez. Si te rompen el corazón no vuelves a amar o decides buscar alguien seguro, alguien que no te vaya a dejar, lo encuentras y sin importar que no lo ames o que te ame ahí te quedas… Recordando con melancolía esa vez que sentiste amor, el cual no vas a volver a sentir porque tienes miedo al fracaso, a volver a derramar lágrimas pero… ¿Qué nunca te dijeron que para llegar a lo que anhelas hay que resistir? No importa, ahora ya lo sabes, lo que no sabes es cuánto admiro que sigas leyendo este mensaje y que no seas parte de los que dejaron de hacerlo en la mitad porque eso significa que tú no quieres dejar tus sueños y convicciones a medias ¡Así que esta es tu oportunidad para pararte y resistir!

Que el puño tenga el mismo tamaño que el corazón, no es una coincidencia, el puño simboliza lucha y el corazón amor. Los dos están totalmente ligados, por esa razón hay que luchar por el amor y no una, dos, ni tres veces ¡Los intentos que sean necesarios! Caer y volver a pararse, pasar cada uno de los obstáculos, romper cualquier barrera, sonreír ante todo problema para conseguir el amor que tanto anhelamos hay que resistir.
Gabriela Pulido
Haz cometido muchos de ellos.
Pero siempre te las has arreglado para escapar de las consecuencias, hasta ahora. 
¿Conoces ese destello por el rabillo del ojo, ya sabes, ese movimiento en la visión periférica fuera del alcance de la vista? Y luego, cuando volteas a ver, no hay nada ahí. Ésa ha sido una de las ocasiones en que has cometido un error.
¿Esa sensación escalofriante de que estás siendo observado, de que cerca hay algo oscuro y siniestro que puede verte? Es una advertencia, decenas de miles de años de instinto que corren por tu cuerpo te dicen que estás a punto de cometer un error.
¿Y ese inexplicable golpe, aquel corte fresco que no recuerdas haberte hecho, esas veces que despiertas sudando, gritando y respirando como si acabaras de correr un maratón y no sabes por qué? Ésas son las veces en las que casi te atrapan.
¿Qué son? Bueno, es difícil de explicar, imagina tratar de explicarle a un ciego el color rojo. No se puede explicar realmente, tienes que experimentarlo por ti mismo. Y no querrás experimentar eso. Te puedo decir que para ellos eres sólo una cosa: comida. Y pueden mantenerte vivo durante un buen rato mientras comen.
Probablemente has escuchado al menos un sonido inexplicable mientras lees esto. Tal vez no sea nada; pero a veces, es uno de ellos tratando de abrirse paso, de encontrarte. Pero no lo harán, no, a menos que cometas un error. Y cuando lo cometes es como agitar un pedazo de carne frente a una manada de lobos hambrientos. A veces ellos no reaccionan lo suficientemente rápido, a veces sí. Han habido tantas desapariciones sin resolver en cada siglo, que es difícil saber cuántas de esas personas fueron víctimas de su propia especie y cuántas simplemente cometieron demasiados errores.
Verás, cuando la gente está más preocupada por cometer errores es cuando más tienden a estropearlo todo. ¿Y cuáles son esos errores que se pueden cometer? Si te lo dijera, te asegurarías de no cometerlos más, y eso sería una verdadera lástima.
Casi te atrapamos la última vez.

Gabriela Pulido
Las cosas pasan si quieres que pasen. Yo quería que pasara, sabía que no era fácil, pero de repente, ya había pasado. 

Comencé con olvidar los pequeños detalles, como tu piel. Saqué de mi mente toda la textura de tu piel y sin darme cuenta me olvidé de como sentía tu piel contra la mía, de como era tocarte, del calor de tus abrazos.

Olvidarme de tus ojos grandes fue más difícil, tus miradas eran profundas y especiales, podía pasarme meses mirándote, demostrándote todo lo que era, todo lo que sentía, sentirnos uno solo mirándonos, pero un día dejé de recordar el color, ya no sabía cómo me mirabas ni recordaba la intensidad de tu mirada. Borré esos momentos de mi vida y dejaron de aparecer. 

Olvidarme de tu voz hizo que recordara palabras, que se transformaron en letras sin sentido, en un timbre de voz desconocido que terminó esfumándose. ¿Qué digo de tu boca? Era lo que tenía más presente, fue lo más difícil. Te desdibujé, probé otras bocas para confundir detalles y un día, quise recordar tus labios y ya no podía hacerlo. Si había olvidado todo esto.


Quizás es egoísta, pero no podía olvidarme de un día para el otro de alguien al que había amado con el alma, pero después de tantas injusticias entre nosotros, ¿Qué importaba? Después de tanto, acá estamos, con todas las cicatrices, parados, siguiendo, viviendo y amando. 

Fue amor, pero también fue una enfermedad, fue una obsesión. Igual, siempre quise saber si de verdad fue amor, pues el amor no lastima y nosotros nos lastimamos, pasamos del todo a la nada. En un tiempo, ya habremos olvidado nuestros nombres, aunque veces pienso que quizás fueron los mejores meses de mi vida y que quizás los recuerde hasta la eternidad, que nunca voy a volver a ser feliz como en ese tiempo, pero no, pensar así es estar dispuesta a ser infeliz el resto de mi vida por tener en mi memoria la felicidad plena que alcanzamos pero que perdimos, entones, prefiero olvidar, desprenderme, dejar ir.

Tienes que dejarme ir, tengo que dejar ir, desprendernos de nuestras memorias. Olvidate de mis ojos, de mi voz, de mi piel, de mis manos, de mi risa, de mi llanto, de las noches de desvelos juntos, de mis besos, de mi forma de hacer el amor, de los abrazos, los regalos, de todo. Todo se tiene que ir, nos merecemos desprendernos de eso. Nos merecemos olvidar. 
Gabriela Pulido

Lo primero, como los tiempos han cambiado con la masificación y el uso de dispositivos móviles y redes sociales, el primer paso que se debe tener presente, es suspender cualquier medio que le haga saber de él/ella; siempre habrá algo que lo conecte con la persona que se quiere olvidar, algún amigo en común, contacto, o simplemente el desamor obliga al sujeto a indagar a como dé lugar. ¿Qué andará haciendo ese antiguo amor?... Por eso lo mejor es alejarse de las Redes sociales por un tiempo, bloquear aplicaciones donde esa persona aparezca en fotos, etiquetas o lugares, etc. 
Entender que si esa persona ya no está, es porque seguramente ya encontró nuevos horizontes en los brazos de otra persona o por lo menos ya lo tiene entre sus planes futuros. Definitivamente esto no solucionará la decepción amorosa, cada quien lucha con su propio idilio, pero lo que sí es seguro es que será la fase inicial para tomar las fuerzas necesarias y aceptar que esa persona ya no hace parte de los planes y proyectos futuros. 
Quizás en un futuro más cercano la persona afectada pueda recuperar en algo su dignidad o la poca que queda después de haber vivido, amado,llorado y sufrido tanto.
Gabriela Pulido
Me gustaría hacer una reflexión bonita de lo que fue para mí el 2013, pero la verdad es que no sé qué decir. En los últimos meses me ha costado muchísimo volcar mis pensamientos en palabras, en especial cuando se trata de hablar exclusivamente de mí. Pasó tanto que no podría resumirlo. No me alcanzaría la vida para agradecer lo suficiente.

El año pasado fue enriquecedor. 
Aprendí que la vida no sería la misma sin los momentos de tristeza y soledad, que por más que el dolor desgarre, es fuente de creación y arte. 
Aprendí que de vez en cuando nuestra mente también nos daña, que es sano dejar de pensar y necesario detenerse sólo a observar. 
Aprendí que uno debe dejarse a veces, luego volver, y después abandonarse una vez más. 
Aprendí que la locura está loca y siempre se me escapa, que el desconocerse y aprenderse jamás acaba y que la desesperación y la rabia no duran para siempre. 
Aprendí que estar lamentándose todo el tiempo es gastar energía y más vale invertir ese tiempo en algo más productivo. 
Aprendí que  siempre trae alegría hacer algo imprevisto, como leer un género que no nos gusta, o gritar a través de una ventana por la noche. 
Aprendí que ser imprudente es divertido, que se puede querer a una persona a pesar de la distancia. 

Aprendí que puedo ser ruda y a la vez muy romántica.

Aprendí que a pesar de las posibilidades de ser herido, siempre hay que arriesgarse a querer, pues no hay nada mejor que amar y sentirse amado.

Aprendí que estamos tan necesitados de amor.

Aprendí que lo mejor es lo que pasa y que lo que en un momento te parece una desgracia, todo tiene su razón de ser y casi siempre es para bien.

Pero por sobre todo, aprendí que nunca podré aprenderlo todo, que nunca dejaré de crecer y errar en los próximos años. Eso me hace muy feliz. ¿Qué sentido tendría vivir si no fuera así?