A veces estamos tan preocupados por lo que queremos tener, que olvidamos lo que tenemos, solo nos quejamos y se nos olvida agradecer.
A veces estamos tan preocupados por lo que queremos tener, que olvidamos lo que tenemos, solo nos quejamos y se nos olvida agradecer.
Todo empieza a modificarse a través de la vía de la gratitud, pero no solo debemos agradecer las cosas bellas, los logros, la salud, etc., sino también las "desgracias", agradecer por la llegada de personas que nos lastiman, pues son las que más nos enseñan, incluso agradecer las cosas que no obtenemos, seguro no nos convenían.
Quitémosle a los sucesos el falso valor de "malo" abriendo así la posibilidad de ver el aprendizaje que guardan para nosotros. ¿Qué pasaría si empezamos a tomar todos estos hechos como enormes regalos que llegan en una fea envoltura?
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