Gabriela Pulido

No puedo controlar el tráfico, pero puedo elegir entre estresarme o disfrutar de la música. Al final, la cola no se va a apurar solo porque yo pierda la paciencia.
No puedo controlar mis dificultades en cierta materia, pero puedo elegir entre buscar ayuda para mejorar o conformarme con mi bajo resultado.
No puedo controlar mis emociones - Porque querramos o no, vamos a sentirlas - , pero si puedo elegir que hacer con la energía que ellas producen; puedo elegir entre salir a correr o encerrarme en mi cuarto.
No puedo controlar las situaciones que me pone la vida, pero si puedo elegir entre enfrentarlas o huir de ellas.
No puedo controlar las acciones y decisión de las demás personas, pero si puedo elegir que hacer con las mías.
No puedo controlar lo errores que inconscientemente puedo cometer, pero puedo elegir entre hacer algo para remediarlos o conformarme con lo que paso.
No puedo controlar la temperatura ni el clima, pero si puedo elegir que hacer para disfrutar el día.
No puedo controlar en humor de los demás, pero si puedo elegir regalarles con poco de mi amabilidad.
No puedo controlar la actitud de los que me rodean, pero si puedo elegir darle un ejemplo con mi buena actitud.
No puedo controlar los gustos de otras personas, pero si puedo elegir respetarlos.
No puedo controlar mi propia suerte, pero si puedo elegir aprender a luchar para alcanzar el éxito.

 
Porque la vida no se trata de controlar... Se trata de elegir, aprender e intentar.
Porque no puedo controlar las "cosas malas" que me pasen en la vida, pero puedo elegir entre buscar una solución o esperar por un milagro.
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