Gabriela Pulido
Una flor puede morir tanto por descuido como por ahogo, un descuido puede ocurrir tanto por instinto como por ocio, un instinto te puede atacar tanto por sinceridad como por acción y una acción te puede llegar a matar, tanto por enojo o por mala elección.

A veces mantener los recuerdos en un baul no es buena idea, solo darse mala vida,
en el deseo de nuestro interior se guardan las buenas quejas y los buenos dias, no existe necesidad de mantener a tu lado cada cosa que te suele gustar, cuando sabes que mas alla de acompañarte siempre la tendras.

Los sentimientos lo son todo a la hora de ser,
con tan solo una mirada lo logramos entender; que un gesto puede cambiar una buena situación y convertirla en un infierno de la nada y sin control.

El amor te llena de buenas energias y hasta pasiones,
la locura te amarra a una vida sin limites ni precisiones. El odio te encierra en una gran oscuridad y el orgullo te mata sin darte cuenta.

El orgullo te llena de rencor sin saber lo que vas sintiendo,
te va quemando y consumiendo por dentro. Te hace pensar en lo que podria ser si utilizaras los sentimientos en su buen deber.

El orgullo destruye hasta las buenas ideas,
te frena a los momentos y te deja sin huella. Te manda a lo bajo de no tener opinion, pues tienes tanto orgullo que prefieres no hablar de eso.

El orgullo te hiere a ti y a los demas,
te hace existir y querer matar. Te invita a ser el destructor de los sentimientos que tienen hacia ti otros.

El orgullo te comprime de arrepentimientos
y saca de ti lo peor que llevas por dentro, acciones impecables que no tienen pasión.

Cuidado..

El orgullo destruye hasta lo que nunca existío. 
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